¡Lo esencial es invisible a los ojos!
La Biblia es el libro mayor vendido en el mundo, y es que la creación de este libro nació en el corazón de Dios permitiendo que hombres y mujeres comunes y corrientes de diferentes épocas fueran co-protagonistas en grandes cantidades de escritos, que a pesar de haber sido escritos en diferentes épocas coincidieron en sus narraciones; y esto fue debido a la inspiración perfecta del Espíritu Santo quien enseñó a estas personas lo que era necesario escribir. Es por esto que la Biblia, más que un simple libro es un manual escrito para enseñar a todos los seres humanos -como vivir una vida exitosa-. Y es éxito no medido en los crecientes números en ingresos de una cuenta bancaria, o los inminentes “likes” de una red social o bien en la cantidad de logros que una persona pueda enmarcar en la pared de una oficina; sino que al decir que la Palabra de Dios busca que todas las personas puedan vivir una vida exitosa, se refiere a algo aún mayor a todos los estándares humanos, al éxito que proviene de la integridad del ser humano que lo conecta de manera sobrenatural al Creador del Universo.
Proverbios 4:23 nos dice que “sobre todas las cosas debemos cuidar nuestro corazón, porque es de él que nace la vida”, es de nuestro corazón que nace la vida o la muerte que se refleja en la vida del ser humano; es este pequeño órgano en nuestro pecho el que además de ser el motor de nuestra existencia, en un plano “no visible” da vida a nuestro ser más profundo, la parte del ser humano que tiene un “aroma a eternidad”.
Antoine de Saint-Exupéry fue un escritor y aviador francés, autor de la obra que tiene como título El Principito, obra que se engalana de sencillez, inocencia y permite ver la belleza de los trazos cotidianos de la vida. Quizás el hecho de que este autor tuviera la oportunidad de volar a miles de kilómetros de altura le dio un mejor panorama de lo que le rodeaba y le permitió valorar la belleza de lo que no se puede ver. Proverbios 4:23 en una versión diferente además expresa que “el corazón determina el rumbo de nuestra vida” y es el corazón también lo que Dios nos pide que le entreguemos, primeramente para que la vida de cualquier persona pueda tener sentido, sean quitadas las cosas que hacen daño (traen consigo “muerte”) y apunte a la dirección correcta, por la cual está en este mundo.
Según la Palabra las personas tendremos éxito en aquello para lo cual trabajamos; y esto se puede identificar en el libro de Gálatas 6:8 “Los que viven solo para satisfacer los deseos de su propia naturaleza pecaminosa cosecharán, de esa naturaleza, destrucción y muerte; pero los que viven para agradar al Espíritu, del Espíritu, cosecharán vida eterna”.
Lo anterior se relaciona directamente con lo que popularmente se tiene como “éxito” y “disfrutar de la vida”; ya que cuando los seres humanos buscan satisfacer los deseos de su propia naturaleza de una o de otra manera se alimentan sólo una parte “superficial” que puede ser satisfecha con dinero, sexo, compras, comida, personas, etc. Y esto es lo que menciona el libro de Gálatas sobre “la naturaleza pecaminosa” que por causa de la desobediencia inicial del hombre heredó “el pecado” en todas las generaciones, sin embargo; como bien lo describe la palabra, Cristo vino a traer con su muerte y resurrección la vida eterna de todas las personas que creen en su corazón en ese sacrificio y toman la decisión de vivir ahora conforme a la Palabra que trae la vida eterna; y de esta manera todo el que cree es liberado del pecado que le separaba de Dios. Esta reconciliación que Cristo vino a hacer con su propio sacrificio por el mundo, permite que los seres humanos mantengamos una relación con la tercer persona de la trinidad: Dios Espíritu, que viene a vivir en quienes han aceptado a Jesucristo como Señor y Salvador; por esto Gálatas dice que quien vive para agradar el Espíritu (quien es el consejero y amigo de todos los creyentes), del Espíritu mismo cosecharemos vida eterna. Y es del Espíritu Santo de Dios quien se habla en 2 Corintios 4:1-7:
“Por lo tanto, ya que Dios, en su misericordia, nos ha dado este nuevo camino, nunca nos damos por vencidos. Rechazamos todas las acciones vergonzosas y los métodos turbios. No tratamos de engañar a nadie ni de distorsionar la palabra de Dios. Decimos la verdad delante de Dios, y todos los que son sinceros lo saben bien. Si la Buena Noticia que predicamos está escondida detrás de un velo, solo está oculta de la gente que se pierde. Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo, quien es la imagen exacta de Dios. Como ven, no andamos predicando acerca de nosotros mismos. Predicamos que Jesucristo es Señor, y nosotros somos siervos de ustedes por causa de Jesús. Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón para que podamos conocer la gloria de Dios que se ve en el rostro de Jesucristo. Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios, no de nosotros mismos”.
¡ERES UNA OBRA DE ARTE EN LAS MANOS DEL ALFARERO!