Fuerte en soledad, solidario en la manada.
Durante los miles de años que los seres humanos tenemos en la Tierra, la naturaleza nos ha brindado un ejemplo claro de resistencia ante los factores adversos; un claro ejemplo es el proceso de rejuvenecimiento que sufren las águilas. A los 40 años deben enfrentarse a la decisión más difícil de su vida; morir o asumir la realidad de su envejecimiento y hacer algo al respecto; (sus uñas ya no pueden conseguir tomar a sus presas, sus alas envejecen y volar se le hace ya muy difícil).
Si decide seguir adelante debe enfrentar un doloroso proceso de 150 días, el cual consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse en un lugar de reposo para poder así quitar de su cuerpo lo que le impide tener el vigor de siempre; el águila en soledad, arranca su pico al golpearlo contra la pared, y al nacer el nuevo pico arranca sus uñas y plumas, así después de aproximadamente cinco meses de restauración puede volar y disfrutar de 30 años más de vida.
Es paradójico que a diferencia del águila, los seres humanos nos paralicemos ante el miedo, y en lugar de enfrentar con valentía el dolor, muchas veces sucumbimos ante el. Y esto es lamentable, ya que se ha convertido en una de las grandes plagas del S.XXI.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a marzo de 2017 unas 800 000 personas se suicidan cada año y es la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años.
Quizás parezca sólo una nota informativa, como las que se pueden encontrar cada día en redes sociales; pero en la vida real, cada una de esas cifras representa a una familia que sufre por la pérdida y el desconcierto ante la decisión tomada por un ser querido.
Johann Wolfgang Goethe dijo que "El suicidio sólo debe mirarse como una debilidad del hombre, porque indudablemente es más fácil morir que soportar sin tregua una vida llena de amarguras". Una frase cargada de significado, desde el momento en el cual una persona se encuentra ante la interrogante del propósito de su vida en esta Tierra y la realidad de tener que enfrentarse a diario con sus emociones, pensamientos y factores adversos.
Debido a esto, surge la interrogante ¿Qué podemos hacer al respecto?. La Biblia en el libro de Gálatas 6:2 dice: "Cuando tengan dificultades, ayúdense unos a otros" y quizás es aquí donde aparece en escena otro de los protagonistas, si... cada uno de nosotros adquirimos responsabilidad ante las personas que nos rodean, cuando por la indiferencia ante el dolor ajeno o el egoísmo que hace que un ser humano se crea superior a otro; no hacemos nada por mejorar la sociedad que nos rodea, por dar una palabra de ánimo a quien sabemos está sufriendo en silencio.
Y es que no hay otra mejor manera para demostrar el amor que Dios ha tenido por nosotros, que amando a nuestros semejantes como a nosotros mismos (Lucas 10: 27 - 37) y de esta manera, quizás sin saberlo, estaremos contribuyendo con nuestras acciones y palabras a llevar esperanza a otros.